Las personas sin hogar experimentan importantes desafíos físicos, mentales y sociales que están relacionados con la mala salud y el funcionamiento. Las tasas de problemas de uso de sustancias, dificultades de salud mental, lesiones y enfermedades crónicas son significativamente más altas entre las personas sin hogar en comparación con las personas que tienen una vivienda segura.

Se reconoce que las experiencias adversas en la infancia (ACE), que incluyen traumas tempranos como el abuso, la negligencia o la violencia doméstica, son fuertes factores de riesgo para la falta de vivienda.

Esta revisión sistemática y metaanálisis, publicado en The Lancet Public Health, analiza la prevalencia de acees y sus asociaciones con problemas relacionados con la salud y el funcionamiento entre los adultos sin hogar.

Resultados

• La prevalencia a lo largo de la vida de uno o más ACE entre los adultos sin hogar fue del 89,8%
• La prevalencia a lo largo de la vida de cuatro o más ACE fue del 53,9%
• Los ACE se relacionaron consistentemente con una alta tendencia suicida, trastorno depresivo mayor, uso de sustancias y victimización en adultos.

Dados los sorprendentes resultados, los autores sugieren que se necesitan urgentemente esfuerzos de política e intervenciones diseñadas para reducir las ACE. También recomiendan que cualquier persona que trabaje con esta población debe recibir capacitación en atención informada sobre el trauma.