fondo:

Las tasas de tabaquismo entre las personas con enfermedades mentales graves (SMI) son de dos a tres veces más altas que entre la población general. El tabaquismo rara vez se aborda en entornos de salud mental. Se necesitan estrategias innovadoras de divulgación y tratamiento para abordar estas disparidades. El presente estudio es un estudio piloto de la viabilidad y aceptabilidad de un modelo de atención crónica de tratamiento para dejar de fumar implementado en clínicas de psiquiatría ambulatoria.

métodos:

Los participantes fueron reclutados de dos clínicas psiquiátricas ambulatorias y asignados al azar a la intervención (asesoramiento y reemplazo de nicotina durante 8 semanas, además de llamadas de alcance proactivo en curso que invitan a la reinscripción en el tratamiento) o control (educación breve y derivación a la línea de abandono estatal). Las evaluaciones fueron conducidas en 8 semanas (final del bloque inicial del tratamiento) y 6 meses (final de la ventana para el retratamiento). La viabilidad se evaluó por la tasa de inscripción, el compromiso con el tratamiento y la finalización de las evaluaciones de seguimiento. La aceptabilidad se evaluó tanto cuantitativa como cualitativamente. La eficacia preliminar fue evaluada por las tarifas de abstinencia de 7 y 30 días, la tasa de tentativas de dejar de fumar, y los cigarrillos por día. Se midió la salud psicológica para evaluar los cambios relacionados con el grupo de tratamiento o los intentos de dejar de fumar.

Resultados:

Diecinueve participantes fueron aleatorizados a la intervención y 19 al control. El reclutamiento demostró ser factible, y se observaron altas tasas de compromiso con el tratamiento (media de 4,5 sesiones completadas en el bloqueo inicial del tratamiento, 89,5% de absorción del reemplazo de nicotina) y retención (94,7% de las evaluaciones de seguimiento completadas). La aceptabilidad del tratamiento era alta. Como se anticipó, no hubo diferencias significativas en la abstinencia entre los grupos, pero los resultados generalmente favorecieron al grupo de intervención, incluidas las tasas de abstinencia de 7 días bio-verificadas del 21,1% en la intervención frente al 17,6% en el control y las tasas de abstinencia de 30 días autoinformadas del 16,1% en la intervención frente al 5,1% en el control a las 8 semanas. Significativamente más participantes de la intervención hicieron al menos un intento de dejar de fumar (94,7% vs 52,6%; OR = 16,20, IC del 95%: 1,79–147,01). Los cigarrillos por día disminuyeron perceptiblemente más en el grupo de la intervención en 8 semanas (b = − 13,19, SE = 4,88, p = .02).

Conclusiones:

Era factible reclutar y retener a pacientes con SMI en un ensayo para dejar de fumar en el contexto de la psiquiatría ambulatoria. El nuevo tratamiento del modelo de atención crónica fue aceptable para los pacientes y mostró promesa de eficacia. Si es eficaz, un modelo de atención crónica podría ser eficaz para reducir el tabaquismo entre los pacientes con SMI.