Poner un toque de eternidad en nuestras vidas
El padre Haroldo Rahm vivió y murió a la edad de 100 años abriendo puertas o construyendo puentes para salvar vidas. Fue la gran inspiración y mentor espiritual de mente libre. Dejó un legado de obras vivas y escritas que lo hicieron inmortal. En su libro "Todos los días - 365 - Drogas - Prevención - Soluciones" nos habla de poner un toque de eternidad en nuestra vida.
"Hay momentos, en la sucesión de horas y días, cuando la vida misma se hace canción... Un silencio. Una palabra. Un pequeño gesto. Una mirada simple o el timbre de la voz.
Es una carta o una llamada que recibimos. La poesía del sol naciente o la nostalgia de la puesta de sol. Las alas de una mariposa, la sonrisa de un niño, la serenidad de un adulto, la paciencia de un anciano.
El lenguaje fragante de las flores. La frase de un libro. La ternura de una canción que toca nuestra sensibilidad o despierta en nosotros viejas experiencias. Estos son momentos de indescriptible simpleidad que nos dan a beber un poco de cielo, verde y azul. El verde de la esperanza. El azul del espacio infinito. Destellos que son de la eternidad."
"Padre, ayúdame a desear el perdón de Ti y a admitir mi error con aquellos a quienes he hecho daño. Te ruego que elimines mi miedo a hacerlo".
"Miedo de nada! ¡Solo amor!" ¡Y ahora, más que nunca, al querido Padre Harald, nuestra eterna gratitud!